¡DEROGATORIA DE LA NEFASTA LEY DE LA REFORMA MAGISTERIAL Nº 29944!

martes, 13 de mayo de 2008

LAS CUMBRES Y EL MOVIMIENTO SINDICAL

Se desarrolla en Lima una Cumbre Presidencial de América latina, el Caribe y la Unión Europea. De forma paralela se reúnen una serie de organizaciones civiles, partidos políticos, ONGs, y sindicatos en la “Cumbre de los Pueblos” que es una reunión alternativa y contestataria de la primera.

En general soy bastante escéptico con estas reuniones presidenciales. Me parecen simplemente parte de la parafernalia política que requieren las instituciones del poder para justificar su existencia. Los voceros de la derecha y los empresarios nos quieren vender la idea que esta Cumbre Presidencial ALC-UE poco menos que es una oportunidad única para el país, y que traerá mayor inversión y desarrollo (¿?). No me lo creo. Estas reuniones ocurren regularmente y ahora le ha tocado al país, nada más. Los acuerdos y entendimientos que se alcancen generalmente son ambiguos y retóricos. Con suerte, servirán para que más adelante, algunos tecnócratas diseñen políticas sectoriales articuladas. El gobierno además ha dictado una serie de normas de seguridad, que sinceramente animan a abandonar Lima esos días.

La Cumbre de los Pueblos por su parte, es algo parecido pero desde el campo de las izquierdas. En general, el evento ha sufrido muchos contratiempos, principalmente por la oposición pasivo-agresiva del gobierno, hasta que finalmente consiguió disponer de las instalaciones de la Universidad Nacional de Ingeniería para su desarrollo.

En general, en el caso de la Cumbre Alternativa, mis sentimientos siguen encontrados. El número elevadísimo de conferencias y mesas habla efectivamente de una amplia sensibilidad a diversos temas, pero la repetición de los mismos salvo pequeñas variaciones así como nuestra incapacidad para articular una discusión sistemática y ordenada también es un problema. Talvez en otras tradiciones culturales, la discusión y el intercambio de puntos de vista sea administrado de una manera que implica un cambio real, ya sea en el discurso original o en la acción del que habla. Pero entre nosotros, tengo una mirada pesimista.

Por un lado, nuestra cultura política de izquierda es para decirlo en una palabra intolerante. Aún se asume la ideología como una religión, por lo que terminamos excomulgando disidentes, antes que sumando intereses. Y los mecanismos de la intolerancia son sutiles, tenues asolapados. Una mesa donde todos hablan para que luego una “comisión” redacte un resumen de conclusiones, es también un ritual democrático. Una asamblea no puede llegar a acuerdos democráticos sin criterios objetivos para establecer prioridades que deben traducirse en un minucioso reglamento que garantice que todas las opiniones sean escuchadas, ingresen al debate y reciban una respuesta. Y esto, que normalmente es un problema serio en un sindicato, se vuelve una tragedia en la política partidaria.

Por otro lado, la lógica de acción de las ONGs es radicalmente diferente a la de los partidos políticos, e incluso a la de los movimientos sociales cuyos intereses muchas veces defienden. Para algunas ONGs (no generalizo) de lo que se trata es de “hacer eventos” en la medida que su legitimidad se mide no por los cambios operados en una estructura de poder político, social o económico; sino por su eficiencia en la gestión de recursos o proyectos. Todo lo cual no es malo. Se trata simplemente que dejar la política grande –o pequeña- en manos de administradores de buen corazón, termina en acciones sin efecto, en proyectos sin resultados y en diversas formas de activismo idealista en el mejor de los casos, o clientelismo en el peor.Talvez y ese es el único sentido que veo, ahora cuando mis compañeros y colegas sindicales se van a toda prisa a la inauguración de la Cumbre de los Pueblos, estos espacios sirvan para que la gente joven establezca contactos, conozca gente de otras partes, y en los pasillos y descansos, puedan soñar mejores formar de articular una democracia radical y eficaz.

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