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Escribe: Suriel Chacon.
Escribe: Suriel Chacon.
– ¿Quién no se va a indignar al enterarse que la gestión de Jaime Saavedra como ministro de educación generó un derroche de dinero para/en publicidad estatal? Todos los peruanos debemos de pedirle cuenta a este ministro, sin lugar a dudas; por ejemplo, ¿Cómo es posible que el despacho de Saavedra entre el 2011 y 2015 incrementó casi en un 4000 % el gasto en publicidad estatal, es decir, publicidad para su cartera, publicidad pagada para que le echen odoríferas flores y perfumadas hierbas mediáticas, tenemos que preguntarle a Saavedra cómo pasó de S/. 600 mil (2011) a más de S/. 26 millones solo en servicios publicitarios. ¡Esto merece una exhaustiva investigación! ¿A qué medios de comunicación le ha pagado por esos servicios? ¿No será a la de Chicho Mohme? Lo volveré a decir: la publicidad para su gestión como ministro de Educación subió de S/. 600 mil en el año 2011 a S/. 26 millones en el 2015. ¡Qué tal ah! Claro como no es su dinero. En fin.
– Cecilia Chacon ya de por sí es frenética, y en muchas ocasiones desatinada, eso no lo digo yo, lo dicen sus propios actos y sus más recientes presentaciones, para muestra un botón, hace unos días intervino –en el Congreso de la República– al Ministro Saavedra. Todo hubiera estado genial, si ella hubiera sido inteligente emocionalmente y hubiera sabido gestionar de mejor manera sus impulsos y vehemencias, pues se trata de una congresista, que representa los intereses de muchos sectores de la sociedad, pero al parecer olvidó su papel, y mostró un lado altanero, arrogante, endiosada, inmodesta, cerril, irreverente, precisamente material para que los “medios de comunicación” que apoyan abiertamente a Jaime Saavedra la pulvericen. Lo mismo ocurrió –el 05 de noviembre de 2016- con la presentación de Ollanta Humala, cuando éste exmandatario fue citado por el Congreso para responder por la presunta compra irregular del satélite PerúSAT-1 a Francia; ese día fue afrentoso, ignominioso, pues trataron a Ollanta Humala, sí, a un exmandatario, como si se tratara de una zapatilla colgada en un cable de alumbrado público de cualquier distrito limeño, puedo decir incluso que lo maltrataron delante de los más de 31 millones de peruanos, y la pregunta es: ¿Quién cree usted que salió ganando en esa citación: la Comisión de Defensa que lo convocó o el propio Ollanta Humala? La herramienta de la victimización ante la población funciona a un 100 % políticamente hablando, y mientras las comisiones del Congreso de la República sigan invitando a exfuncionarios del gobierno pasado (valga la redundancia) para que respondan por presuntas irregularidades y los sigan tratando, como lo vienen haciendo, señores, el Congreso se desvirtúa, se menoscaba solo, y la sociedad empezará a señalarlos, y las victimas serán los cuestionados, investigados y acusados.
Considero que hay otras rutas para poner contra de la pared a los cuestionados, hay otras formas, modales, tonos de voz, sentido común, tino, congruencia, para sacarle la pepa a los malos funcionarios, no maltratando, como si se tratara de una escena de la vecindad del ‘Chavo del 8’, cuando Carlos Villagrán “Kiko”, quejoso él, iba donde su madre Doña Florinda (Florinda Meza), a señalar que Don Ramón (Ramón Valdés) lo había perturbado, y ella ni corta ni perezosa, alzaba la voz, se levantaba unas mangas inexistentes y propinaba de cachetadones al escuálido, demacrado, esquelético, famélico de Ron Ramón, como lo llamaba el Chavo. El respeto y la altura nunca se debe de perder, y menos en la política. ¿Imagínese que todo el Congreso terminé como Vitocho?
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